La  piel  es  la  parte  de  la  fruta  con  mayor  concentración  de  fibra,  si  bien  la  pulpa carnosa también es fuente de pectina o fibra soluble. Este nutriente es esencial en la dieta debido a las propiedades beneficiosas que tiene para el organismo además de la saciedad que nos aporta. Las frutas aportan a la dieta cantidades significativas de vitamina  C,  beta-caroteno  o  pro-vitamina  A  y  folatos.  En  general,  parte  de  éstas desaparecen  también  al  pelar  las  frutas.  El  contenido  de  vitamina  C  en  algunas piezas es de tres a cinco veces mayor que en la pulpa.

Es  frecuente  pelar  las  frutas  para  eliminar  impurezas,  gérmenes  y  pesticidas  que puedan acumularse en el exterior. Sin embargo, es preferible no pelarlas y para evitar ingerir residuos es recomendable un lavado meticuloso de las piezas con agua.

–  ¿Y la manzana, la pelamos o no la pelamos?

En una fruta como la manzana comerla con o sin piel puede no ser un capricho sino una necesidad para adaptarla a la dieta en casos particulares. Con piel es útil para tratar el estreñimiento porque se aprovecha toda la fibra. Si se pela, se ralla y se deja oscurecer hasta que aparecen los taninos de la manzana por oxidación -compuestos que le dan el carácter astringente-, resulta útil en caso de diarrea.

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